Editorial - mayo 09

Presentamos una nueva edición del Boletín de la Carrera de Sociología. En esta edición nos interesa abordar como discusión central una cuestión que se ha tornado significativa para el conjunto de nuestra comunidad académica. Queremos reflexionar, en momentos en que está cercana la finalización de este cuatrimestre, sobre los problemas surgidos durante esta cursada. En términos muy puntuales, se trata de una serie de inconvenientes que por momentos llegan al límite de impedir el mismo funcionamiento del dictado de clases y que resultan directamente herederos de una deuda muy fuerte que la Facultad tiene con toda nuestra comunidad académica.
La postergación, por diferentes motivos, del proyecto del edificio único genera crecientes dificultades de funcionamiento: desde aquellos básicos, como la misma disponibilidad de aulas, hasta los referidos a una serie de problemas de habitabilidad, ligados al devenir cotidiano de la práctica académica. Es verdad que en tanto no se pueda resolver la deuda histórica del edificio único continuarán apareciendo diferente tipo de problemas. La cuestión central entonces es cómo abordarlos. Y lo que la experiencia de este cuatrimestre nos ha permitido observar claramente es la ausencia de mecanismos para la resolución de esos problemas. Hubieron intentos, al calor de los conflictos generados a raíz del deterioro de los baños, de construir espacios en los que participaran los distintos sectores que conforman esta comunidad académica (docentes, estudiantes, no-docentes, funcionarios) diagnosticando y proponiendo soluciones y plazos, pero se diluyeron. Estos espacios no existen hoy. Y los problemas se agudizan y es probable que si no se intenta generar algún tipo de mecanismos para su abordaje, continúen con crecientes niveles de profundización.
El próximo cuatrimestre no nos puede encontrar en una situación de fragilidad extrema, como ocurrió durante el actual, que culmina en un mes. Los problemas han superado la media histórica y han hecho más visible la deuda que la facultad tiene con las carreras, con sus estudiantes, con sus no-docentes y con sus profesores. Es corriente escuchar en estos últimos tiempos, en un tranquilizador lenguaje contable, que la facultad ya no está en rojo. Quizás esto se pueda sostener. Pero sólo si se omite otro rojo, el rojo que no está ligado a deudas económicas con la secretaría de hacienda del rectorado, sino -lo que es más preocupante- con la propia comunidad, con quienes diariamente transitamos y hacemos nuestro trabajo en pasillos, aulas y oficinas de ésta, que es nuestra institución.